sábado, 17 de mayo de 2014

Leonardo Torres Quevedo


Leonardo Torres Quevedo nació el 28 de diciembre de 1852 en Santa Cruz de Iguña, Molledo (Cantabria). Sus padres eran Luis Torres Vildósola y Urquijo, Ingeniero de Caminos natural de Bilbao, y Valentina Quevedo de la Maza. Cuando nace Leonardo, su padre trabaja en la línea del ferrocarril de Isabel II que uniría Santander y Alar del Rey, y que pasaba precisamente por Molledo.

El padre y los tíos de Leonardo se relacionaron con los linajes tradicionales de Bilbao, con quienes ya estaban emparentados los Vildósola del País Vasco: familias Gardoqui, Mazarredo, Urquijo, Gaminde, Gortázar, Munibe, Ybarra, Pery, Barrenechea, etc.
Aunque Leonardo nació en Santa Cruz de Iguña, su familia residía habitualmente en Bilbao, donde nació su hermano Luis en 1856. Posiblemente por los desplazamientos laborales de su padre en algunas etapas de su niñez vivía con familiares o amigos de su familia. Sabemos que estudió bachillerato en Bilbao en el Instituto de Enseñanzas Medias, y que hasta cumplir los 16 años vivía en casa de las señoritas Barrenechea, Concepción y Pilar. La última de estas hermanas, Pilar Barrenechea, legó toda su fortuna a Leonardo nombrándole heredero único y universal.
Cuando fallece Pilar Barrenechea en 1868, Leonardo marcha a París a completar estudios durante 2 años (1868-69 y 1869-70) con los Hermanos de la Doctrina Cristiana. Allí coincidió por vez primera con Valentín Gorbeña, con quien compartiría después los estudios en de Ingeniero de Caminos en Madrid, y numerosos proyectos empresariales. Por traslado del padre, en 1870 su familia se instala en Madrid. Pero Leonardo se queda un año en Bilbao a su vuelta de París. Ya es titular de una cuantiosa herencia que le permitirá dedicarse a su profesión de inventor sin preocupaciones económicas. Desconocemos el importe exacto de la misma, pero en un documento se dice de doña Pilar que era “persona acaudaladísima, que dejó en propiedad y en dinero muchos millones de reales”.
Leonardo ingresa en 1871 en la Escuela Oficial del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, donde su padre es ya profesor. Pero suspende sus estudios para volver a Bilbao en 1873. Durante el asedio carlista participa en la defensa de Bilbao incorporándose al batallón de los Auxiliares, una milicia popular formada por voluntarios liberales.
De vuelta a Madrid finalizará sus estudios en 1876 siendo el cuarto de su promoción. Comienza a ejercer su carrera en la misma empresa de ferrocarriles en la que trabajaba su padre, pero emprende enseguida un largo viaje por Europa para conocer de primera mano los avances científicos y técnicos. Le interesa sobre todo el tema de la electricidad.
De regreso a España se instala en Santander donde él mismo sufragará sus trabajos e inicia una actividad de estudio e investigación que no abandonará. En 1885, ya con 33 años de edad,se casa con Luz Polanco y Navarro. De este matrimonio nacen ocho hijos, alguno de ellos en Bilbao. Fruto de sus investigaciones en estos años aparecerá su primer trabajo científico en 1893, cuando ya tiene más de 40 años de edad.
En 1899 se instala en Madrid participando de su vida cultural. De las labores que en estos años llevaba a cabo en el Ateneo se creará en 1901 el Laboratorio de Mecánica Aplicada, más tarde de Automática, del que será nombrado director; el Laboratorio se dedicará a la fabricación de instrumentación científica. Ese mismo año ingresa en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, entidad de la que fue presidente en 1910. Entre los trabajos del Laboratorio caben destacar el cinematógrafo de Gonzalo Brañas, el espectrógrafo de rayos X de Cabrera y Costa, el micrótomo y panmicrótomo de Santiago Ramón y Cajal.
En 1916 el rey Alfonso XIII le impone la Medalla Echegaray; en 1918 rechaza el cargo de ministro de Fomento. En 1920 ingresa en la Real Academia Española, en el sillón que había ocupado Pérez Galdós, y pasa a ser miembro de las sección de Mecánica de la Academia de Ciencias de París. En 1922 la Sorbona le nombra Doctor Honoris Causa.
Es tal su prestigio en Francia, que en junio de 1927 la Academia de Ciencias de París le elige como uno de los doce miembros "Asociados Extranjeros" con 36 sufragios. Sus rivales obtienen escasos apoyos: Ernest Rutherford, 4 votos; Ramón y Cajal, 2 votos. Leonardo Torres Quevedo muere en Madrid, en plena Guerra Civil el 18 de diciembre de 1936, le faltaban 10 días para cumplir 84 años.
En el año 2006, 70 años después de su fallecimiento, Torres Quevedo vuelve a obtener reconocimiento internacional. El IEEE incluye en el programa Milestones (hitos de la historia de la ingeniería) uno de sus inventos, por ahora el primero y único registrado en España. Se trata del Telekino, un sistema de mando a distancia por ondas hertzianas presentado en sociedad 100 años antes en el Abra de Bilbao.

Dirigibles

En 1902, Leonardo Torres Quevedo presentó en las Academias de Ciencias de Madrid y París el proyecto de un nuevo tipo de dirigible que solucionaba el grave problema de suspensión de la barquilla al incluir un armazón interior de cables flexibles que dotaban de rigidez al dirigible por efecto de la presión interior.
Astra-Torres. Algunos ejemplares fueron adquiridos por los ejércitos francés e inglés a partir de 1913, y utilizados durante la I Guerra Mundial, en muy diversas tareas, fundamentalmente de protección e inspección naval.
En 1918, Torres Quevedo diseñó, en colaboración con el ingeniero Emilio Herrera Linares, un dirigible transatlántico, al que llamaron Hispania, que llegó a alcanzar el estado de patente, con objeto de realizar desde España la primera travesía aérea del Atlántico. Por problemas de financiación el proyecto se fue retrasando y fueron los británicos John Alcock y Arthur Brown los que atravesaron el Atlántico sin escalas desde Terranova hasta Irlanda en un bimotor biplano Vickers Vimy en 16 horas y 12 minutos.
Transbordadores
Transbordadores aéreos


El interés de Torres Quevedo por los transbordadores, funiculares o teleféricos comenzó muy pronto, cuando fijó su residencia en su pueblo natal. En Molledo, junto a su casa, construyó en 1887 su primer transbordador. Salvando un desnivel de unos 40 metros, y con 200 metros de longitud, emplea como tracción animal una pareja de vacas y una silla a modo de barquilla. Este experimento fue la base para la solicitud de su primera patente: "Un sistema de camino funicular aéreo de alambres" (patente 7348 de 17/9/1887). Lograba un coeficiente de seguridad que lo hacía apto para el transporte de personas y no solo de materiales. Posteriormente construyó el denominado transbordador del río León, de mayor envergadura, ya con motor, que siguió siendo utilizado exclusivamente para transporte de materiales, no de personas.En 1890 presenta su transbordador en Suiza, donde ya se utilizaban los funiculares para el transporte de bultos, debido a su particular orografía. Pero el proyecto de Torres Quevedo es rechazado, permitiéndose la prensa suiza ciertos comentarios irónicos.
Crea el primer transbordador apto para el transporte público de personas, y lo instala en el Monte Ulía de San Sebastián. Este transbordador desapareció en 1912, cuando se inaugura el parque de atracciones del Igeldo.
El problema de la seguridad estaba solucionado con un ingenioso sistema múltiple de cables-soporte, sustituyendo los anclajes de un extremo por contrapesos. El diseño resultante era muy robusto, resistiendo perfectamente la ruptura de uno de los cables de soporte. La ejecución del proyecto corrió a cargo de la Sociedad de Estudios y Obras de Ingeniería, de Bilbao, que construyó con éxito otros transbordadores en otros lugares: Chamonix, Río de Janeiro, etcétera.
Telecontrol

El Telekino o Telekine

En 1903 Torres Quevedo presentó el Telekino en la Academia de Ciencias de París, acompañado de una memoria y haciendo una demostración experimental. En ese mismo años obtuvo la patente en Francia, España (Un sistema denominado "Telekine" para gobernar a distancia un movimiento mecánico, patentes 31918 de 10/6/1903 y 33041 de 9/12/1903), Gran Bretaña y Estados Unidos. El Telekino consistía en un autómata que ejecutaba órdenes transmitidas mediante ondas hertzianas. Fue el primer aparato de radiodirección del mundo, pionero en el campo del mando a distancia. El primer experimento se realizó el martes 7 de noviembre de 1905, desde la terraza del Club Marítimo del Abra, y con la asistencia del Presidente de la Diputación y otras autoridades.


El 6 de septiembre de 1906, en presencia del Rey Alfonso XIII y ante una gran multitud, hizo una demostración del Telekino en el puerto de Bilbao, maniobrando un bote desde la terraza del Club Marítimo del Abra. Previamente había realizado varias pruebas, tanto en Madrid como en el puerto de Bilbao. Finalmente intentaría aplicar el telekino a proyectiles y torpedos, pero tuvo que abandonar el proyecto por falta de financiación.
El Telekino ha sido reconocido por la IEEE en el año 2006 como Milestone, un hito para la historia de la ingeniería a nivel mundial. El trabajo de investigación sobre el Telekino y la propuesta para su reconocimiento por la IEEE es obra de Antonio Pérez Yuste, profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, que hizo una presentación sobre el Telekino en la Conferencia sobre la Historia de la Electrónica (CHE'2004)
En su labor de búsqueda, Pérez Yuste recurrió a los archivos históricos, rescató los artículos y patentes de Torres Quevedo y los fondos del Museo Torres-Quevedo. En este museo, ubicado en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid, se conserva uno de los prototipos del Telekino.
  1. El Nervión, miércoles 8 de Noviembre de 1905
  2. El 7 de noviembre es para WIRED un aniversario importante: la demostración del Telekino en el Abra de Bilbao en 1905.
  3. El Telekino, Milestone del IEEE

Máquinas de calcular

Los trabajos científicos que dieron reconocimiento internacional a Leonardo Torres Quevedo fueron sobre las máquinas algébricas, una especie de calculadoras analógicas que resuelven ecuaciones matemáticas. Las cantidades se representan por magnitudes físicas, como rotaciones de determinados ejes, valores eléctricos o electromagnéticos. El proceso matemático se asocia en estas máquinas con un proceso operativo de ciertas magnitudes físicas, y el resultado físico obtenido se corresponde con la solución matemática buscada. El problema matemático se resuelve pues mediante un modelo físico del mismo.

Desde mediados del siglo XIX se conocían diversos artilugios de índole mecánica, como las máquinas de calcular de Pascal y Leibnitz, integradores, multiplicadores, llegando a la máquina analítica de Charles Babbage. Los primeros artículos publicados por Torres Quevedo son precisamente para describir sus máquinas algébricas. En 1893 presenta en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales la Memoria sobre las máquinas algébraicas. Esta memoria fue comentada en un informe de Eduardo Saavedra fechado el 15 de enero de 1894 y publicado en la Revista de Obras Públicas. Ya ha desarrollado una primera maqueta de la máquina, y el Sr. Saavedra recomienda que se financie el proyecto definitivo del aparato.
En 1895 presenta la Memoire sur les machines algébraiques en un Congreso en Burdeos. Posteriormente, en 1900, presentará la Memoria Machines á calculer en la Academia de Ciencias de París. En ellas, examina las analogías matemáticas y físicas que son base del cálculo analógico o de cantidades continuas, y cómo establecer mecánicamente las relaciones entre ellas, expresadas en fórmulas matemáticas. Su estudio incluye variables complejas, y utiliza la escala logarítmica. Desde el punto de vista práctico, muestra que es preciso emplear mecanismos sin fin, tales como discos giratorios, para que las variaciones de las variables sean ilimitadas en ambos sentidos.
En el terreno práctico, Torres Quevedo construyó una serie de máquinas analógicas de cálculo, todas ellas de tipo mecánico. En estas máquinas existen ciertos elementos, denominadosaritmóforos, que están constituidos por un móvil y un índice que permite leer la cantidad representada para cada posición del mismo. El móvil es un disco o un tambor graduado que gira en torno a su eje. Los desplazamientos angulares son proporcionales a los logaritmos de las magnitudes a representar. Utilizando una diversidad de elementos de este tipo, pone a punto una máquina para resolver ecuaciones algebraicas: resolución de una ecuación de ocho términos, obteniendo sus raíces, incluso las complejas, con una precisión de milésimas. Un componente de dicha máquina era el denominado «husillo sin fin», de gran complejidad mecánica, que permitía expresar mecánicamente la relación y=log(10x+1), con el objetivo de obtener el logaritmo de una suma como suma de logaritmos. Como se trataba de una máquina analógica, la variable puede recorrer cualquier valor (no sólo valores discretos prefijados). Ante una ecuación polinómica, al girar todas las ruedas representativas de la incógnita, el resultado final va dando los valores de la suma de los términos variables, cuando esta suma coincida con el valor del segundo miembro, la rueda de la incógnita marca una raíz.
Con propósitos de demostración, Torres Quevedo también construyó una máquina para resolver una ecuación de segundo grado con coeficientes complejos, y un integrador. El Museo Torres Quevedo de la ETS de Ingenieros de Caminos de Madrid conserva algunas de estas máquinas algébricas.

Autómatas

En 1912 se construyó en el Laboratorio de Torres Quevedo el Autómata Ajedrecista, un aparato que juega al ajedrez con rey y torre como si fuera una persona, respondiendo con absoluta precisión a las jugadas que se le hagan y siempre da mate.

El 28 de diciembre de 2012, en el 160 aniversario de su nacimiento, Google dedica el doodle a Leonardo Torres Quevedo. Se trata de un dibujo del Spanish AeroCar transportando al inventor sobre el Whirlpool (1916) que ha engullido una "o" de "Google", unas piezas de ajedrez para recordar al ajedrecista automático (1912), y una vaca en memoria del primer transbordador instalado en Molledo (Cantabria)

Otros inventos

Leonardo desarrolló otros muchos inventos, algunos tan ingeniosos como un Sistema para guiarse en las ciudades, que patentó al menos en Gran Bretaña y en España
En los últimos años de su vida Torres Quevedo dirigió su atención al campo de la pedagogía, a investigar aquellos elementos o máquinas que podrían ayudar a los educadores en su tarea. Patentes sobre las máquinas de escribir (patentes n.º 80121, 82369, 86155 y 87428), paginación marginal de los manuales (patentes n.º 99176 y 99177) y las del puntero proyectable(patente n.º 116770) y el proyector didáctico (patente n.º 117853).
El puntero proyectable, también conocido como puntero láser se basa en la sombra producida por un cuerpo opaco que se mueve cerca de la placa proyectada, esta sombra es la que utilizaría como puntero. Para ello diseñó un sistema articulado que permitía desplazar, a voluntad del ponente, un punto o puntos al lado de la placa de proyección, lo que permitía señalar las zonas de interés en la transparencia. Torres Quevedo expresa así la necesidad de este invento: «Bien conocidas son las dificultades con las que tropieza un profesor para ilustrar su discurso, valiéndose de proyecciones luminosas. Necesita colocarse frente a la pantalla cuidando de no ocultar la figura proyectada para llamar la atendión de sus alumnos sobre los detalles que más les interesan y enseñárselos con un puntero».
También construyó un proyector didáctico que mejoraba la forma en la que las diapositivas se colocaban sobre las placas de vidrio para proyectarlas. 













Información obtenida de www.torresquevedo.org/

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